¿Por qué la necesidad de destruirse?
El odio contra uno mismo es el más terrible. Si uno no se acepta a sí mismo, ¿cómo lo van a aceptar los demás?
Es detestar todo lo que se es, se siente, se piensa. Es el deseo imposible de ser otro, de no ser. Es escuchar a la gente hablar y pensar: “¿Qué voy a decir? No tengo nada que ofrecer.”
Al principio fue aislarse antes de que llegue el rechazo de los demás. Adelantarse a la crítica, a la burla, a lo que tal vez el otro nunca pensó.
Después fue la incapacidad absoluta de recibir un cumplido y aceptarlo. Era imposible, ¿cómo creer en una mentira? Finalmente, conocer la forma de estar bien, de sentirse mejor, y no tener ganas de hacerlo.
¿Quién lo entiende? ¿Cómo se sale de eso? ¿Cómo deja uno de odiarse?
Tal vez es pedir demasiado. Tal vez uno tiene que convivir con ese odio hasta el fin de sus días, hasta que, con el mayor alivio, se rinde.
3 comentarios:
Por suerte el tal vez deja un margen de duda. Un enorme margen de duda. Lali: no sólo somos capaces (y lo demostraremos, yo lo sé) de aceptarnos, sino además de amarnos profundamente, con la más bella y poderosa intensidad. Tu mismo texto lo dice: ese personaje impersonal y total del que hablas, ese arquetipo, también fue dando pasos, avanzando, de uno en uno, cada vez más cerca del estar bien... yo no estoy en contra de la destrucción (eso es notorio), pero hay que saber qué destruir. No hay que destruir el ser: hay que destruir las infinitas máscaras con que nos creemos proteger de nosotros mismos. Todo ese odio hay que llevarlo a la producción: destruir el mal (los cimientos débiles, tergiversados, convencionales, absurdos) y construir sobre ellos el más precioso palacio.
¡Por suerte escribiste ese tal vez!
Me encanta que puedas verle el lado positivo a todo. En realidad el "tal vez" es la esperanza de rendirse ante ese odio algún día, no de superarlo... pero bueno, tu punto de vista me gusta mucho más.
Jeje, claro que interpreté lo que decías... por eso te señalé la preciosa otra posibilidad =D
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